Hoy los llevo a dar un bucólico paseo para descubrir a Charles Rennie Mackintosh (1868 – 1928), un consumado artista de Glasgow en Escocia, que sucumbió al encanto de Port-Vendres y Roussillon. ¡Sigue sus pasos a través de los lugares encantadores que tanto amaba y sumérgete en el fascinante mundo de este artista visionario!
Tras pasar varios meses de vacaciones en el Rosellón del brazo de su mujer y compañera artística, Margaret McDonald, fue en 1925 cuando ambos volvieron a residir en este “magnífico país teñido de rosa, feliz de encontrar su calor y su sol”.
Ricos en formación artística en la Escuela de Arte de Glasgow, recordaron sus años de juventud aquí. Durante este período, Charles ya se destacaba en su arte. Siendo todavía un aprendiz en un estudio de arquitectura, su espíritu innovador se sentía demasiado apretado en una sociedad donde la industrialización y el consumismo empezaban a primar sobre lo esencial.
Inspirado en la influencia de la Côte Vermeille…
También recordaron su encuentro, momentos de gloria, pero también de duda, por los que pasaron hasta su llegada a la Côte Vermeille. Fue la vuelta a la naturaleza ya la contemplación naturalista lo que fue alejando poco a poco a Carlos y a su mujer del creciente tumulto y rechazo al que se enfrentaba su arte. Tras una carrera tan fecunda como difícil, se sintió la necesidad de un merecido descanso, descanso que encontraron en Port-Vendres de 1925 a 1927. Estos años fueron, según ellos, los mejores años de su vida.
El Centro de Interpretación Mackintosh
De sus peregrinaciones en el Rosellón quedan hoy una treintena de acuarelas, cuyas reproducciones se pueden admirar en el marco de una exposición permanente.
Abierto los miércoles y viernes de 15 a 18 horas, es el lugar ideal para pasar un rato lejos del calor del verano, sumergido en el universo del artista.
¡El paseo por el puerto siguiendo los pasos de este artista es un auténtico placer! Los amantes del arte y la arquitectura estarán encantados con las referencias a Mackintosh. ¡Una experiencia enriquecedora que no debe perderse, tanto pintoresca como cultural!
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